Continuamos el artículo que arrancamos la semana pasada, en el que aventuramos diez claves que encontramos detrás de los proyectos culturales más interesantes pensados desde y para el rural. Aquí van los cinco últimos:
6. “Moito temos bailado aquí“. Reinterpretar espacios es resucitar lugares
Las aldeas, los barrios, las ciudades están llenas de espacios que perdieron su uso original. En algunos casos fueron reaprovechados, en otros quedaron como zonas de sombra víctimas de la despoblación, el cambio en los usos sociales o la simple dejadez urbanística. Son senderos por los que nadie pasa, solares abandonados, construcciones sin uso, terrenos fértiles en historias. Recuperar culturalmente esos espacios puede ser el mejor inicio para la rehabilitación integral de los lugares en los que se encuentran.
Ell Tablero es una aldea del extrarradio de Santa Cruz de Tenerife en el que rural y urbano se confunden de manera desordenada. El resultado es un montón de espacios vacíos, de transición, que fueron algo y ya no son nada. Sobre esos espacios trabaja el festival rural de creación Las Eras de El Tablero, en el que las intervenciones artísticas y sociales dan nueva vida a las “eras”, crean cultura en un lugar al margen de la actividad institucional, ponen el foco en las carencias del barrio y reclaman respeto para sus vecinos.
7. “Cada un na súa leira que faga o que queira“. Experimenta que el campo es ancho
Olvidemos el tópico del control exhaustivo de la vida social en las aldeas frente a la libertad anónima de la ciudad: el rural ofrece margen de maniobra para la experimentación artística. El campo es grande y hay espacio para cultivar todo tipo de virtudes. Hace ya tiempo que se pusieron de moda las residencias artísticas en medio de la naturaleza o en aldeas poco transitadas. Más allá de su mayor o menor oportunismo, en el rural están brotando espacios de creación experimental permeables con la realidad que los rodea.
alg-la, uno de los núcleos más activos de vanguardia creativa en Galicia, tiene su centro de operaciones en la parroquia viguesa de Valadares. Es el alg-a lab, un laboratorio donde se realizan talleres, festivales, residencias artísticas… Un espacio para compartir experiencias y conocimientos que abarcan desde la experimentación artística al trabajo de la tierra, sin trazar límites claros entre las disciplinas. Fue uno de los espacios escogidos para el programa Campo Adentro, un ambicioso proyecto institucional para cruzar arte y campo.
8. “Eu sonche un artista da poda“. La agricultura es cultura; la cultura es agricultura
La propia semántica lo deja claro: de lo que se trata es de cultivar, darle forma a la materia para que crezcan frutos provechosos. Agricultura y cultura parecen ámbitos lejanos, cuando en esencia comparten objetivos e incluso técnicas. Buena falta hace un poco de promiscuidad: labradores que cultiven otras artes, artistas que cultiven otras huertas.
Caldo de cultivo es un proyecto radical de tan simple: cultivar una huerta es hacer cultura. Músicos, arquitectos, poetas y sobre todo labradores cultivan una huerta en el Deza, en la parroquia lalinense de Donramiro, y alrededor de esa huerta surgen composiciones, poemas, dibujos, recetas y otras berzas. Todo eso acabó reunido en un hermoso artefacto editorial. Los responsables: el Focucu, Foro para cultivos culturales.
9. “Ti que es estudiado e sabes moitas cousas“. Conocer el rural para entender el mundo
Además de sufrirlo y disfrutarlo, ¿por qué no hacer del rural materia académica? Los saberes que heredamos de abuelos y abuelas, madres y padres se van perdiendo de manera acelerada. Forman un patrimonio cultural inmenso a lo que se unen nuevos conocimientos para un desarrollo sostenible del medio rural. No hay que tener miedo del academicismo: también se debe reflexionar, debatir, registrar y enseñar los saberes ligados a la tierra.
En esa línea trabaja la Universidad Rural Paulo Freire, que promueven colectivos de varias comarcas agrícolas y ganaderas de Castilla, Andalucía, la cordillera cantábrica y Galicia (el Eume), unidos por el objetivo de contribuir a un rural vivo. Los medios: un proyecto pedagógico que incluye cátedras en gestión del territorio, construcción con tierra, semillas y variedades locales y otras muchas materias.
10. “Fixeron autovías para non ter que parar nos pobos de provincias“. Es hora de reinventar las verbenas
Llorando aprendemos que el diseño actual de las infraestructuras de comunicación promueve que la gente salte de ciudad en ciudad evitando pasar por las aldeas. A lo mejor las industrias culturales deben cuestionarse este modelo y mirar hacia el rural: ¿y si tienen ahí un mercado que apenas han contemplado? En plena crisis las verbenas mantienen su vigor, al igual que muchas ferias. No es fácil introducir nuevas propuestas en formatos tan estandarizados: parece que hay un entendimiento perfecto entre la oferta y la demanda actuales. Lo que ofrecen las orquestas satisface a la mayor parte del público de las verbenas, pero no por eso hay que presuponer una resistencia absoluta a nuevas propuestas.
No traigo aquí un ejemplo, sólo una intuición: el modelo actual en el que las verbenas se sostienen en la combinación de orquestas y bombas de palenque no es inmutable. Es posible una programación de las fiestas parroquiales más diversa y con los vecinos como protagonistas. Es posible sorprender. Teatro, cine, otras músicas, exposiciones, actividades lúdicas, imaginación gastronómica… Las 3.792 parroquias de Galicia esperan.