La huerta del freelance

La huerta podría ser la compañera inseparable de la y el profesional independiente. Para una persona que está todo el día pegada al ordenador escribiendo, diseñando, contestando mails, hablando por el móvil, la huerta es una oportunidad para compensar el exceso de bits con un poco de tierra y, a lo mejor y de paso, caminar modestamente hacia la autosuficiencia. El freelance verdaderamente autónomo no pide créditos para comprar pepinos. La freelance verdaderamente profesional, cambia el psicoanálisis por los tomates.

¿Por qué una huerta? A mí me sirve para tomar el aire, tocar la tierra, sudar y ser creativo en modo unplugged. También es una manera de reducir la dependencia del supermercado. El primer año es posible que gastes más en cultivar unas pocas hortalizas del que te costaría comprarlas, pero con continuidad este desequilibrio se revierte y llega el ahorro.

Sea como sea, la huerta compensa. Requiere concentración, pero permite evadirse de otros trabajos más absorbentes y menos satisfactorios. La huerta tiene una lógica propia, en la que la habilidad, los conocimientos y la oportunidad son importantes, pero no todo está de tu mano. La principal razón para que profesionales autónomos que trabajamos principalmente con aparatos informáticos cultivemos una huerta es que, por una vez, generaremos cosas reales que podremos ver crecer realmente. Cosas que incluso podremos comer.

Donde? Cuanto más terreno, más fácil tener cantidad y variedad en la huerta. Pero hay opciones para tod@s: plantar en la terraza ou balcón, convertir oel jardín en comestible, tomar espacios urbanos, que alguien te preste un pedazo de tierra o hacerte con una parcela en una huerta común, ya sea de iniciativa pública o particular.

Cuando? Ya. La mayor recompensa llega con los frutos del verano, pero la huerta da de sí el año entero y cuanta mayor continuidad se le dé mejor funcionará.

Y como? Siempre sin productos químicos, porque para envenenarse un poco más no vale la pena hacerlo en casa. Sobre las técnicas de cultivo, pregúntale a tu abuela o a tus padres. Apúntate a un curso. Hazte con bibliografía básica (recomendaciones: John Seymour y Mariano Bueno). Consulta en la web. Ilusiónate vía facebook. Visita huertas próximas. Vete como voluntari@ a huertas ecológicas del mundo entero. Todo suma.

El único consejo que yo puedo dar es que para un freelance es importante planificar la huerta de manera que no dé mucho trabajo: regar y desherbar son las tareas más constantes, por lo que el riego por goteo y la cobertura (acolchado vegetal o, en su defecto, plástico) ayudan mucho.

La de las fotos es nuestra huerta. Después de un par de años sin cultivarla, este año la organizamos en seis bancales y una espiral, con sistema de riego y acolchado de paja, que no funcionó demasiado bien. Por ahora se nos dieron bien los tomates, las judías, los puerros, las lechugas, las flores (tagetes, capuchinas, girasoles), las fresas, las hierbas aromáticas (orégano, tomillo, salvia, menta), las acelgas, las espinacas chinas y las calabazas. Se dieron regular los pimientos, las zanahorias y los pepinos. Y espantosamente mal los calabacines, las sandías, los melones, las lombardas, los rabanitos y las alcachofas. Estáis invitad@s a probarlos.