El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes un paquete de medidas para «garantizar la estabilidad presupuestaria» y «fomentar la competitividad». Varias de estas medidas, especialmente las relativas a los «ingresos tributarios para garantizar el cumplimiento del déficit», afectan directamente a nuestro trabajo como trabajadores y trabajadoras autónomas:
1) A partir del 1 de septiembre, el IVA general pasa del 18% al 21% y el gravamen reducido, del 8% al 10%. Se reclasifican y pasan al nuevo tipo general muchos bienes y servicios, como los cines, teatros, circos o discotecas y los sueldos de los artistas, que pasan -todos ellos- de cotizar un 8% a cotizar un 21%, lo que supone una subida del 162.5%.
2) Las retenciones de IRPF por rendimientos de actividades profesionales y el ingreso a cuenta por rentas del trabajo derivados de impartir cursos, seminarios o conferencias se elevan del 15% al 21% desde el 1 de agosto de 2012 hasta el 31 de diciembre de 2013. Despues de ese momento se establecerá en el 19%.
Traduzcamos estas cifras a nuestra realidad. En NóComún somos trabajadores de la comunicación y la cultura, ofrecemos servicios y no tenemos unos gastos fijos muy altos. Eligiendo la base de cotización más baja que permite la ley (por el momento), aplicando la retención de IRPF anunciada por el Consejo de Ministros y eliminando cualquier inversión en seguros privados, formación, investigación y desarrollo, financiación de proyectos o previsión de impagos, las cuentas quedarían más o menos así.
Gráfico: Lucía Rolle, la Hermana Fea.
Los trabajadores autónomos españoles tendríamos que facturar (y cobrar*) 2.372 euros cada mes, 28.474 euros al año, para poder disponer de un sueldo mileurista, sin vacaciones, sin paga extra y sin prestaciones. Sin margen para mejoras de ningún tipo y sin perspectivas de crecimiento. No parece que estas medidas estén destinadas a fomentar nuestra competitividad. A duras penas permiten nuestra supervivencia.